Elegiste el tiempo joven
para cambiar el aire
de los hombres.
Ibas regalando corazón
viviendo desde adentro
el duelo de la calle
de los alambrados,
dejabas, para los que duermen
sin sueños
los sueños de la noche.
Los tuyos,
andaban pegados a tu piel,
amasándose en la musa
de lo cotidiano.
Eras un paisaje rudo
instalado ahí, en un yuyo
de cualquier barrio joven.
Fuiste el tiempo joven
y como las cosas más simples
de todo este mundo
entraste al cuartito
de lapidas inútiles.
afuera quedaron tus manos
y eso basta
para emborracharse de amor
y seguir andando.
Ana Aisemberg, 1975
[mi abuela]
para cambiar el aire
de los hombres.
Ibas regalando corazón
viviendo desde adentro
el duelo de la calle
de los alambrados,
dejabas, para los que duermen
sin sueños
los sueños de la noche.
Los tuyos,
andaban pegados a tu piel,
amasándose en la musa
de lo cotidiano.
Eras un paisaje rudo
instalado ahí, en un yuyo
de cualquier barrio joven.
Fuiste el tiempo joven
y como las cosas más simples
de todo este mundo
entraste al cuartito
de lapidas inútiles.
afuera quedaron tus manos
y eso basta
para emborracharse de amor
y seguir andando.
Ana Aisemberg, 1975
[mi abuela]